Los poemas en esta colección siguen la trayectoria de una relación de convivencia con una mujer de ascendencia italoamericana, oriunda del Bronx en Nueva York. Transcurrió la mayor parte en el Viejo San Juan. Este detalle personal no es fortuito. No sólo incide en la temática sino también en el idioma en que se da la relación: el inglés. Fue interlocutora y objeto del deseo que alimenta a los poemas. Fue una desgarradora etapa de la vida. Volver a escribir en inglés era retornar a los inicios o un retomar plenamente una parte de la dicotomía abandonada en mis años universitarios. De la misma manera que dejo de escribir en inglés al convivir con una puertorriqueña, lo retomo de nuevo al vivir con una americana, una angloparlante. El terreno afectivo exige una correlación poética; no se puede escribir y amar en lenguas diferentes. Para ese tiempo releía el Nuevo Testamento, versión del Rey Jaime (King James Bible) que ella me había regalado. Los salmos de David, y el Cantar de los Cantares del Rey Salomón abonan el terreno subyacente. Tampoco puedo obviar el poemario de Leonard Cohen, The Spice Box of Earth. También entra en la ecuación la serie de pinturas de Andrew Wyeth sobre Helga (especialmente en el último poema). La etapa que comprende los poemas también fueron años de un retraimiento, tal vez uno de los muchos retraimientos que experimento desde los años setenta hasta el presente. Tal vez el inicio de la cuenta regresiva hasta llegar al total extrañamiento de mi contorno nacional, aun estando inmerso en él, que describe mi presente estado. Escoger escribir en inglés en esta isla, es un doble exilio. Aunque reconozco que al presente se ve más de este fenómeno, desconozco si estos autores lo experimentan como el doloroso contrasentido que ha sido para mí. Aunque la política y problemática
socio cultural de esos tiempos no se evidencian abiertamente en lo escrito, esta realidad colonial informa cada sílaba como inevitablemente enmarcó la relación en sí. Para ese tiempo me sentía como una línea en un poema de Cohen que tiró a la basura.
Conocer los límites del deseo. Constatar que la relación sólo se podía abordar desde el verso. Mujer como musa o contra-musa. Saber que el tránsito del sexo a la domesticidad es un boleto de ida sin vuelta. Que la cama es un refugio y un terreno de batalla, y a veces tierra de nadie. Saber que la atracción es la primera línea de un poema que no se sabe a dónde va.
jorge morales-santo domingo, poesía puertoriqueña, 1970-2000, Alicia la Roja, Puerto Nuevo, San Juan, Puerto Rico, Puerto Rican poet, generación del setenta.